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PRESENCIA MILITAR DE EE. UU. EN FRONTERA DE NOGALES CAUSA TEMOR Y TENSIÓN


Nogales, Sonora.-

La aparición de vehículos blindados del Ejército de Estados Unidos a tan solo unos metros del muro fronterizo ha encendido las alarmas entre vecinos del lado mexicano, quienes viven ahora entre el temor y la incertidumbre. En zonas como la colonia Del Rosario, las tanquetas estadounidenses tipo Stryker, diseñadas para el combate, se ubican a escasos cien metros de viviendas, escuelas y oficinas gubernamentales de Nogales, Sonora.

 

La situación ha generado un ambiente de inquietud, especialmente porque estos vehículos, con capacidad de portar ametralladoras y cañones, han sido desplegados en conflictos bélicos como la guerra en Ucrania. Ahora, su imponente presencia domina el paisaje urbano de la frontera, justo frente al Cetis 128, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y la delegación local de la Fiscalía General de la República (FGR).

 

Voces bajo presión

El silencio impera entre muchos adultos del área, temerosos de hablar. “Aquí hay que tener cuidado con lo que se dice, y más si es con la prensa”, dijo un vecino que solicitó anonimato. Sin embargo, dos estudiantes del Cetis 128 rompieron el silencio. “Nos da miedo que ocurra un incidente, que disparen. En este barrio puede pasar cualquier cosa”, declaró Juan (nombre ficticio), mientras otro joven manifestó su temor al ver las armas apuntando hacia México: “Eso pone en riesgo a nuestras familias”.

 

En la escuela, las autoridades han instruido a los estudiantes a no acercarse al muro bajo ninguna circunstancia, debido al riesgo latente. La franja fronteriza, conocida desde hace años por el cruce ilegal de drogas y migrantes, sigue siendo un foco de tensión.

Militares a metros del hogar

 

Uno de los vehículos Stryker fue visto sobre la calle Independencia, justo en la colonia del mismo nombre, una zona que en el pasado fue escenario de actividades delictivas, pero que en los últimos años ha mostrado signos de recuperación. No obstante, la llegada de tanquetas ha revivido viejos temores entre sus habitantes.

 

Aunque algunos vecinos comprenden la postura del gobierno estadounidense, reconociendo el derecho a proteger su territorio, también reconocen el impacto psicológico que representa tener vehículos de guerra prácticamente en su patio trasero.

 

“Claro que ellos no quieren el narco allá, pero ¿y nosotros qué?”, cuestionó una vecina.

¿Defensa o provocación?

 

Para algunos, como la señora Eréndira Pérez, madre de familia, la preocupación es genuina: “¿Con qué confianza dejas que los niños salgan a la calle? ¿Y si alguien les lanza algo a los soldados? ¿Van a responder con balas?”. Mientras tanto, el activista Fernando Pedraza restó dramatismo a la escena, al asegurar que los vehículos no están armados y su función es disuasoria, más que ofensiva.

 

Movimientos también en áreas rurales

La presencia militar estadounidense no se limita a las zonas urbanas. Otra tanqueta fue captada en las montañas del ejido Mascareñas, cerca de Santa Cruz. Escoltada por soldados y camionetas, el vehículo descendía lentamente por una pendiente, en una operación que no pasó desapercibida para los residentes locales.

 

Reacción oficial: silencio absoluto

A pesar del revuelo, las autoridades locales han optado por el mutismo. Varios funcionarios rechazaron dar entrevistas, presuntamente por temor a consecuencias diplomáticas o represalias como la cancelación de sus visas por parte del gobierno estadounidense.

 

Mientras tanto, los vecinos de Nogales viven una nueva realidad: con tanquetas a la vista y la frontera como escenario de una tensión silenciosa, el ambiente sigue siendo de alerta y preocupación constante. La línea divisoria entre dos países nunca pareció tan estrecha… ni tan militarizada.

 

 

 
 
 

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