¿NOS ESTÁN VOLVIENDO MÁS DISTRAÍDOS LOS TELÉFONOS INTELIGENTES? ESTUDIOS ADVIERTEN SOBRE SUS EFECTOS EN EL CEREBRO
- Roberto Quintero
- hace 14 minutos
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Ciudad de México.-
En la era digital, los teléfonos celulares se han convertido en una herramienta indispensable en la vida cotidiana. Sin embargo, diversos estudios científicos advierten que su uso excesivo podría estar afectando el funcionamiento del cerebro, alterando procesos como la memoria, la atención y la capacidad de concentración.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Frontiers in Psychology (2021), aunque los teléfonos inteligentes ofrecen ventajas cuando se usan con moderación, los hábitos de uso intensivo pueden impactar negativamente funciones cognitivas clave como el pensamiento crítico y la regulación emocional.
El costo cognitivo de la comodidad digital
Uno de los efectos más notorios es la disminución de la memoria activa. El fácil acceso a la información mediante los dispositivos reduce la necesidad de recordar datos o ejercitar la mente.
Por ejemplo, mientras la lectura de un libro estimula la imaginación y la asociación de ideas, el consumo de videos o contenidos rápidos en redes sociales reduce el esfuerzo cognitivo, lo que puede dificultar la retención del conocimiento a largo plazo.
¿El cerebro se vuelve “perezoso”?
Un estudio de la Universidad de Waterloo, Canadá (2020), sugiere que el uso constante de los teléfonos móviles fomenta la “pereza mental”. Al delegar tareas simples como recordar números, fechas o direcciones, el cerebro deja de ejercitar habilidades fundamentales para la resolución de problemas y la toma de decisiones.

Los especialistas advierten que esta dependencia tecnológica podría generar una reducción progresiva de la autonomía cognitiva y, a largo plazo, contribuir incluso al envejecimiento prematuro del cerebro.
Un llamado a la moderación
Aunque los teléfonos inteligentes son herramientas útiles e incluso necesarias, los expertos recomiendan regular su uso, fomentar actividades que estimulen la mente —como la lectura, el ejercicio mental o las interacciones sociales reales— y establecer momentos libres de pantallas para preservar la salud cerebral.
En un mundo donde la conexión digital es permanente, encontrar el equilibrio entre tecnología y bienestar mental se ha vuelto una tarea urgente.






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