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NACE UN ÍDOLO ETERNO: PEDRO INFANTE, EL LEGADO INQUEBRANTABLE DEL GRAN HÉROE DE MÉXICO


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Ciudad de México.-

Un día como hoy, 18 de noviembre, pero de 1917, nació en Guamúchil, Sinaloa, Pedro Infante, una de las figuras más queridas, admiradas y trascendentales de la historia artística de México. Actor, cantante, carismático, humilde y profundamente humano, Infante se convirtió en un referente cultural cuyo legado continúa vivo a 107 años de su nacimiento.

 

Antes de brillar en la pantalla grande y conquistar escenarios, Pedro desempeñó oficios como carpintero y peluquero. Sin embargo, su talento innato para el canto y su calidez al interpretar lo llevaron a la radio, al cine y posteriormente a la televisión, marcando para siempre la época de oro del cine mexicano.

 

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Con más de 50 películas y más de 300 canciones, su obra artística sigue siendo parte fundamental de la identidad mexicana. Su imagen, voz y presencia han trascendido generaciones, consolidándolo como El Ídolo de México.

 

¿Cómo era Pedro Infante? Voces que lo conocieron lo describen

Las personas que compartieron escenario, estudio y vida con Pedro Infante recuerdan no solo al artista, sino al ser humano excepcional.

 

Sara García, con quien trabajó en cintas emblemáticas como Los tres García y Dicen que soy mujeriego, lo consideraba como un hijo. Fue su maestra en actuación y alguien tan cercano que cada 10 de mayo recibía de Pedro una serenata.

 

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Para Antonio Aguilar, compañero en Un rincón cerca del cielo, intentar compararlo es imposible:

“En México, Pedro Infante solo hay uno”, afirmaba, comparándolo con Carlos Gardel en Argentina.

 

María Félix, quien compartió créditos con él en Tizoc, destacaba su sencillez y nobleza:

“Pedro era un excelente compañero y mejor amigo… nuestra amistad se fortalecía cada día”, recordaba la actriz, quien lamentó profundamente su muerte en 1957.

 

Luis Aguilar, su inseparable compañero en A toda máquina, reveló que aunque la amistad no fue tan íntima fuera de cámaras, lograron una química tan real que el público creyó que eran hermanos del alma.

 

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Por su parte, Carmen Montejo, quien lo veía como un hermano, aseguraba que era un hombre amoroso, detallista y profundamente genuino. Según ella, los grandes amores de Pedro fueron Blanca Estela Pavón e Irma Dorantes.

 

Eulalio González “Piporro”, compañero en Ahí viene Martín Corona, lo describió como un hombre auténtico:

“No tenía poses, era igual en todas partes… gran amigo”.

 

A pesar de las múltiples muestras de admiración, no todas las anécdotas fueron color de rosa. Joaquín Cordero recordó su talento extraordinario, pero confesó una experiencia distante a nivel personal. Sin embargo, reconoció la enorme sensibilidad actoral que

 

Pedro imprimía en cada escena.

Finalmente, Silvia Pinal, compañera en cintas como El inocente, lo describió como un ser maravilloso, sencillo y profundamente humano:

“Era un hombre increíble y muy lindo… lo quise mucho”, recordó la primera actriz.

 

Un legado que no muere

Pedro Infante falleció trágicamente el 15 de abril de 1957, a los 39 años, en un accidente aéreo que conmocionó al país. Pero su partida física no apagó su luz. Cada año, millones lo recuerdan como el hombre que supo interpretar el alma mexicana: alegre, valiente, sentimental y soñadora.

 

Hoy, como cada 18 de noviembre, México honra no solo al actor y al cantante, sino al ser humano cuya esencia quedó grabada para siempre en la memoria colectiva.

 

Pedro Infante vive.

Porque un ídolo verdadero nunca muere.

 

 
 
 

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