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¡AROMAS DE LA SIERRA! EL CAFÉ DE TALEGA, TRADICIÓN VIVA EN EL CORAZÓN DE SONORA




Hermosillo, Sonora.-

 

En lo más profundo de la sierra sonorense, donde el tiempo avanza al ritmo de la naturaleza y las raíces culturales siguen vivas, se conserva una tradición tan sabrosa como ancestral: el café de talega, una bebida que no solo despierta los sentidos, sino también la memoria colectiva de generaciones enteras.

 

A diferencia del café convencional, el de talega es un ritual mañanero que trasciende lo culinario. Es una experiencia que evoca hogar, identidad y pertenencia. Preparado con paciencia, dedicación y mucho cariño, esta bebida se ha convertido en un símbolo de las comunidades rurales del norte de México.

 

¿Qué hace especial al café de talega?

El nombre “talega” proviene del árabe y significa “saco” o “bolsa”. En este caso, se refiere a un pequeño saco hecho de manta, que sirve como filtro natural. El procedimiento es artesanal: se coloca el café molido dentro de la talega, la cual se sumerge en una jarra de peltre. Luego, se vierte agua caliente sobre el café, dejando que se filtre lentamente. El resultado es una infusión oscura, aromática y profundamente reconfortante.

 



El tostado: una danza entre fuego y aroma

El proceso comienza con los granos de café crudo puestos sobre un comal caliente. A fuego medio y con movimientos constantes, los granos comienzan a reventar y liberar su característico aroma. El toque distintivo de la región sonorense es el azúcar caramelizada, que se mezcla con los granos durante el tostado, formando una costra dulce que luego se enfría, se muele y se transforma en una mezcla única y lista para preparar.

 

Más que una bebida, un legado

Cada taza de café de talega encierra una historia. Es el legado de abuelos y abuelas, de amaneceres en el campo y conversaciones entre fogones. Es la bebida que ha acompañado generaciones en momentos cotidianos y celebraciones por igual.

 

Hoy, en pleno siglo XXI, el café de talega se mantiene vivo, resistiendo modas y máquinas, reafirmando que la tradición también puede ser moderna, cuando se celebra con orgullo y se comparte con amor.

 

Así que la próxima vez que visites la sierra de Sonora o te encuentres con esta bebida en algún rincón del estado, recuerda: no solo estás tomando café, estás saboreando historia.

 

 
 
 

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