
Hermosillo, Sonora.-
La sequía y la sobreexplotación de acuíferos han generado consecuencias alarmantes en Sonora, evidenciadas por la venta masiva de ganado y la aparición de grietas de hasta 100 metros de largo y 2.5 metros de profundidad.
Recientemente, se informó que una grieta, detectada en septiembre en el Ejido Cruz Gálvez, no está relacionada con fallas regionales como la de San Andrés. Especialistas de la Universidad de Sonora y la Coordinación Estatal de Protección Civil señalaron que esta grieta es el resultado de una antigua laguna, donde se depositaron sedimentos de lodo y arcilla debido a la extrema sequía.
Sergio Müller, coordinador de Caminantes del Desierto A. C., recordó que hace una década se presentó una situación similar en la Costa de Hermosillo, relacionada con la sobreexplotación de acuíferos. "Este tipo de movimientos en el suelo son evidentes en la Ciudad de México, que se hunde cinco centímetros al año", destacó Müller.

Además, mencionó que el fracking, al extraer gas natural, genera micro sismos locales.
En el ámbito urbano, la falta de agua se traduce en tandeos y daños en las tuberías, lo que agrava el desabasto. La sequía también impacta la vegetación, afectando sobre todo a especies no nativas, lo que resulta en la pérdida de áreas de sombra y el aumento de temperaturas, creando un efecto de isla de calor. "Este ciclo se intensifica: más calor lleva a más muertes de árboles, lo que genera aún más calor", advirtió Müller.
En las zonas rurales, la situación es crítica, con ganaderos en lugares como Bacoachi vendiendo su ganado debido a la falta de agua. La crisis hídrica en Sonora plantea un futuro incierto, donde el equilibrio ecológico y la subsistencia de muchas comunidades están en juego.
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