
Hermosillo, Sonora.-
Durante las últimas décadas, Sonora se ha consolidado como una de las principales entidades en la producción de garbanzo en México. La diversidad y calidad del cultivo han posicionado al estado como un referente a nivel nacional e internacional.
Aunque Sinaloa ocupa el primer lugar en producción y rendimiento con más de 45 mil hectáreas sembradas en el ciclo 2022-2023, lo que generó cerca de 90 mil toneladas, Sonora se mantiene en el tercer sitio, solo por debajo de Michoacán. Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), Sonora registró 9 mil 98 hectáreas sembradas, con una producción de 21 mil 145.10 toneladas y un rendimiento de 2.3 toneladas por hectárea, el más alto del país.
Este rendimiento supera la media nacional de 2.11 toneladas por hectárea, ubicando a México como el segundo país con mayor productividad en el mundo, solo detrás de Sudán, que alcanza 4.048 toneladas, aunque con una producción total significativamente menor.
El estudio "El Cultivo del Garbanzo; Sistemas de Producción en el Noroeste de México", publicado por la Universidad de Sonora (Unison), destaca que la superficie sembrada fluctúa en respuesta a los precios internacionales. Además, señala que el garbanzo sonorense es altamente demandado en el mercado español debido a su calidad y tamaño, con un promedio de 45-50 granos por onza, criterio utilizado para determinar su excelencia.

El maestro en Ciencias y técnico académico del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Unison, Ramón Dolores Valdez Domínguez, explicó que el garbanzo requiere menos agua en comparación con otros cereales como el trigo, lo que facilita su cultivo. En Sonora, el poblado Miguel Alemán y el Valle del Yaqui concentran la mayor producción, con un 64.9% de la superficie sembrada y un 59.11% de la producción total en el ciclo 2022, según el Servicio de Información Agroalimentaria de Consulta (Siacon).
Asimismo, en Sonora se han desarrollado cuatro nuevas variedades de garbanzo: "Seri", "Blanoro", "Blancoson" y "Mazocahui", lo que refuerza la capacidad del estado para innovar y fortalecer su posición en el mercado.
Los ciclos de cultivo inician habitualmente el 15 de noviembre y concluyen el 15 de enero; sin embargo, debido a los cambios climáticos, se recomienda retrasar la siembra hasta la primera semana de diciembre y finalizar en los primeros días de enero, con el fin de optimizar la cosecha y mantener los altos estándares de calidad.
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