LA MAGIA DE LAS POSADAS: EL PROFUNDO SIGNIFICADO DE LA PIÑATA DE SIETE PICOS
- Roberto Quintero
- hace 11 minutos
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Una Tradición que Ilumina Diciembre
Agua Prieta, Sonora.-
Con la llegada de diciembre también inician las esperadas posadas, celebraciones que este 2025 se llevarán a cabo del martes 16 al miércoles 24 de diciembre, llenando hogares y calles de ponche calientito, tamales y alegría. Entre todos los elementos que caracterizan estas fiestas, uno destaca por su simbolismo y colorido: la piñata de siete picos, una tradición que muchos disfrutan, pero pocos conocen en profundidad.
Un símbolo con historia: los siete picos
La clásica piñata en forma de estrella no solo adorna los festejos decembrinos: es una representación de los siete pecados capitales. Cada pico simboliza una tentación que el ser humano debe vencer:
Soberbia: la idea de sentirse superior a los demás.
Avaricia: el deseo desmedido de acumular riquezas.
Lujuria: impulsos intensos vinculados al placer.
Ira: pérdida de la calma y dominio por el enojo.
Gula: comer o beber en exceso.
Envidia: incomodidad por lo que otros poseen.
Pereza: falta de motivación o esfuerzo.
Golpear la piñata: una batalla simbólica
La tradicional práctica de vendar los ojos a quien intenta romper la piñata tiene un profundo significado: la fe, la confianza para avanzar sin ver. Golpearla representa la lucha espiritual contra el mal, y cuando finalmente se rompe, simboliza la victoria sobre las tentaciones.

La lluvia de dulces: bendiciones que caen del cielo
Cuando la piñata estalla y los dulces y frutas se esparcen por el suelo, esa abundancia expresa las bendiciones y gracias divinas que llegan tras vencer el mal y mantenerse firme en la fe. Por eso, más allá de ser un juego, es un acto lleno de significado.
Una tradición que une a México
La piñata de siete picos es mucho más que un adorno: es historia, espiritualidad y alegría. Cada diciembre, vuelve a unir a familias y amigos alrededor de su colorido estallido, recordándonos que, con perseverancia, fe y esperanza, siempre hay luz al final del camino.
Una tradición que perdura, que educa y que, año con año, sigue iluminando las posadas mexicanas.






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