
Hermosillo, Sonora.-
Motivados por la preocupación ante el saqueo de cactus en el estado, estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de Cajeme (Itesca) trabajan en un ambicioso proyecto de reforestación del desierto, enfocado en la germinación de especies endémicas en su vivero, ubicado al norte de Ciudad Obregón.
El vivero del Itesca cultiva diversas cactáceas, como pitahayas, choyas y "viejitos". Además, también reproducen árboles como el tabachín del monte y flores como los girasoles, cuya presencia promueve la llegada de abejas, mariposas y colibríes, esenciales para la polinización.
El investigador y docente de Ingeniería Ambiental, Martín Villa Ibarra, destacó la importancia de proteger estas especies. Explicó que muchas cactáceas endémicas de Sonora, ahora extinguidas localmente, son reproducidas en Asia y vendidas a precios elevados, mientras que en la región son saqueadas del desierto.
"Van y las toman del monte, aunque ya hay viveros donde las están produciendo. Se les hace más fácil ir al desierto a tomarlas, sin considerar el tiempo que tardan en crecer.
Por ejemplo, un sahuaro crece apenas dos centímetros al año. ¿Cuánto tiempo le toma llegar a cinco metros?", señaló Villa Ibarra.

Normativa insuficiente
A pesar de que los cactus del desierto sonorense están protegidos por una norma oficial mexicana, el investigador denunció la falta de vigilancia debido a la insuficiencia de recursos para los organismos encargados.
"Estas plantas son las que dan vida a los lugares desérticos y semidesérticos. Están adaptadas a estas condiciones, pero ahora muchas están en peligro porque se han puesto de moda como decoración para hogares, aunque su comercialización esté prohibida en muchos casos", agregó.
Innovación y apoyo comunitario
Gracias a una donación de la Fundación Tichi Muñoz, el vivero del Itesca ahora cuenta con una malla sombra, un sistema de riego por aspersión con energía solar y un termómetro para regular la temperatura de las plantas. Estas herramientas han permitido mejorar las condiciones para la germinación y crecimiento de las especies.
En marzo, el vivero tiene programada la donación de plantas y árboles que promuevan la llegada de animales polinizadores. Villa Ibarra invitó a la ciudadanía a adquirir estas especies y plantarlas en diversos espacios, contribuyendo a la reforestación y conservación de la biodiversidad.
Este proyecto no solo combate el saqueo de cactus, sino que también fomenta la conciencia ambiental, asegurando un futuro más sostenible para el desierto sonorense y sus habitantes.
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