En la era digital, el uso de dispositivos móviles es cada vez más común, incluso entre los más pequeños. Los padres, en su mayoría, recurren a las pantallas como una solución rápida para entretener a sus hijos, sin embargo, este hábito puede estar influyendo en su desarrollo emocional de formas que apenas comenzamos a entender.
Un reciente estudio realizado en Australia por el Royal Children’s Hospital de Melbourne destacó que la exposición a pantallas es la mayor preocupación de salud para los padres de niños pequeños. A pesar de esta preocupación, los padres suelen sentirse culpables por permitir su uso, ya que las directrices sobre el tiempo frente a pantallas para niños suelen ser confusas.
Los niños menores a cinco años solo deberían ver una hora al día frente a las pantallas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños de dos a cinco años no pasen más de una hora al día frente a pantallas, y que los menores de dos años no sean expuestos a ellas en absoluto. Por otro lado, el Royal College of Paediatrics and Child Health del Reino Unido señala que es difícil establecer límites claros ya que los efectos del uso de pantallas dependen del contexto en el que se utilizan.
Un equipo de investigadores decidió profundizar en esta cuestión, reuniendo evidencia de 100 estudios que involucraron a más de 176.000 niños y sus familias en 30 países, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Canadá y Australia. Los resultados publicados en JAMA Pediatrics brindan una guía sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a utilizar las pantallas de manera más saludable.
Hacer del tiempo de pantalla un tiempo compartido
Los estudios muestran que cuando los niños y sus cuidadores usan pantallas juntos, esto beneficia significativamente las habilidades cognitivas de los niños, especialmente en términos de lenguaje. Este proceso, conocido como co-visualización, permite a los padres explicar el contenido y relacionarlo con el mundo real, mejorando así la comprensión y promoviendo el desarrollo del lenguaje.
Además, compartir el tiempo de pantalla con los niños ofrece una excelente oportunidad para conversar sobre lo que están viendo, aclarar dudas y conectar el contenido con experiencias cotidianas.
Elegir contenido adecuado para la edad que fomente el juego
La calidad del contenido que los niños consumen es tan importante como la cantidad de tiempo que pasan frente a una pantalla. Los estudios sugieren que el contenido inapropiado para la edad está relacionado con habilidades sociales deficientes. Es crucial optar por programas o aplicaciones que promuevan el aprendizaje, la creatividad y el juego imaginativo.
El contenido educativo y bien diseñado puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades cognitivas y sociales, permitiéndoles explorar el mundo de manera segura y atractiva.
Evitar que las pantallas interfieran en las interacciones padres-hijos
Si bien las pantallas pueden mantener entretenidos a los niños, también pueden interrumpir momentos importantes de interacción entre padres e hijos. El uso frecuente de dispositivos móviles por parte de los padres puede afectar negativamente las conversaciones y las conexiones familiares, lo que repercute en la capacidad de los niños para regular sus emociones y desarrollar habilidades sociales.
Los estudios sugieren que limitar el uso de pantallas durante las comidas y otras rutinas familiares puede mejorar la calidad de estas interacciones, ayudando a los niños a sentirse más conectados y comprendidos.
Evitar la televisión de fondo
Tener la televisión encendida de fondo mientras los niños juegan o realizan otras actividades puede parecer inofensivo, pero los estudios revelan que esto puede distraerlos y limitar su capacidad para aprender y concentrarse. Reducir el ruido de fondo y promover un ambiente de juego sin distracciones puede mejorar significativamente las habilidades cognitivas y el lenguaje de los niños.
Crear un ambiente más tranquilo y enfocado también puede fomentar interacciones más significativas entre padres e hijos, fortaleciendo así el vínculo familiar.
La clave es encontrar un equilibrio y ser conscientes de cómo las pantallas influyen en la vida de los más pequeños. Con una gestión adecuada, es posible aprovechar la tecnología de manera positiva sin comprometer su bienestar.
Comments