¡ALERTA INFANTIL! OMISIÓN DE CUIDADOS ENCABEZA REPORTES EN EL DIF SONORA
- Roberto Quintero
- 25 abr
- 2 Min. de lectura

Hermosillo, Sonora.-
Aunque muchas veces se asocia la violencia infantil con el maltrato físico, la realidad en Sonora es distinta: la omisión de cuidados es la causa principal en la mayoría de los 350 reportes mensuales que atiende la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Sistema DIF Sonora.
Así lo dio a conocer Jorge Axcayacatl Yeomas Rosas, titular de la dependencia, quien precisó que aunque no todos los casos constituyen actos de violencia directa, todos implican una vulneración de derechos que debe atenderse con urgencia.
“En la mayoría de los casos hay una omisión de cuidado, es decir, los padres o núcleos familiares no cuentan con las capacidades necesarias para brindar una atención adecuada”, explicó.
Trabajo con redes familiares y restitución de derechos
Para enfrentar esta problemática, la Procuraduría no actúa en solitario. Según Yeomas Rosas, se trabaja directamente con la familia extendida, incluyendo tíos, abuelos y redes de apoyo comunitarias, buscando restituir derechos esenciales como el acceso a la educación, la salud y un entorno seguro.
En cuanto al retiro de menores del hogar, el funcionario aclaró que se trata de una medida extrema y poco frecuente.

“Ojo, nosotros no retiramos niños. Protegemos y restituimos derechos. El porcentaje mínimo es el que va a institucionalizarse”, enfatizó.
Cuando se recurre a esta acción, los menores son canalizados a centros especializados como Gineseki o Unacari, donde se les brinda atención integral mientras se busca una solución adecuada y permanente.
Llamado a la prevención y al apoyo familiar
Con esta información, el DIF Sonora subraya la importancia de prevenir la omisión de cuidados mediante el fortalecimiento de las capacidades familiares, así como de crear conciencia social sobre la responsabilidad compartida de proteger los derechos de niñas, niños y adolescentes.
La omisión puede no dejar marcas visibles, pero sus consecuencias son profundas. Por eso, el trabajo diario de la Procuraduría apunta a algo más que intervenir: reconstruir entornos seguros desde el núcleo más cercano de cada menor.
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