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5 DE MAYO: EL DÍA QUE MÉXICO DETUVO AL IMPERIO FRANCÉS




Puebla, México.-

 

El 5 de mayo de 1862, en plena Segunda Intervención Francesa, el Ejército Mexicano comandado por el general Ignacio Zaragoza escribió una de las páginas más gloriosas de la historia nacional, al vencer al poderoso ejército francés en la famosa Batalla de Puebla.

 

Aquel día, las tropas francesas bajo el mando del conde Charles Ferdinand Latrille, Conde de Lorencez, pretendían abrirse paso hacia la Ciudad de México para instaurar un régimen favorable a los intereses de Napoleón III. Sin embargo, se toparon con una férrea resistencia en los fuertes de Guadalupe y Loreto, en Puebla.

 

El general Zaragoza, en comunicación directa con el presidente Benito Juárez, relató lo ocurrido mediante telegramas. A las 7:03 de la tarde del 5 de mayo, escribió una frase que quedaría para la posteridad:

 

“Los franceses se han llevado una lección muy severa; pero en obsequio de la verdad diré: que se han batido como bravos, muriendo una gran parte de ellos en los fosos de las trincheras de Guadalupe.”

 

Zaragoza destacó el valor de sus tropas, expresó su satisfacción por su desempeño y mostró respeto por el enemigo vencido, una muestra de caballerosidad poco común en tiempos de guerra.

 



🏅 Respeto en la victoria

Tras la batalla, se reportó que soldados mexicanos arrebataron medallas y condecoraciones a los prisioneros franceses. Al enterarse, Zaragoza no lo toleró y, en un telegrama fechado el 8 de mayo a las 9:30 de la mañana, dirigido al ministro de Guerra, Miguel Blanco Múzquiz, ordenó su devolución:

 

“Es cierto que nuestros soldados han quitado muchas medallas a los soldados franceses que vencieron. Hoy dispondré que se recojan y las remitiré oportunamente. Algunos franceses lloraron cuando nuestros soldados les arrancaron sus medallas.”

 

Este gesto no solo habla de la disciplina del ejército mexicano, sino también de la altura moral de Zaragoza como líder militar.

 

🛡️ ¿Y después de la victoria?

Pese al heroísmo del 5 de mayo, la guerra continuó. Napoleón III no aceptó la derrota y envió más de 30,000 soldados, incluidos contingentes belgas, egipcios y austriacos. El mando pasó al general Frédéric Forey, quien lideró un nuevo ataque.

 

Entre marzo y mayo de 1863, se libró el Sitio de Puebla, en el que las tropas mexicanas resistieron durante dos meses. Sin embargo, agotados y superados en número, se vieron obligados a rendirse el 17 de mayo de 1863. Los franceses entraron a Puebla dos días después y tomaron la Ciudad de México el 10 de junio.

 

Pero el espíritu republicano no murió. Benito Juárez se mantuvo en resistencia, recorriendo el país desde el norte. Cinco años después, el 15 de julio de 1867, Juárez regresó triunfante a la capital, restaurando la República y consolidándose como Benemérito de las Américas.

 

Hoy, cada 5 de mayo, México recuerda no solo una victoria militar, sino una lección de valor, dignidad y principios en medio de la adversidad.

 
 
 

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